Arrebato, split entre Naïveté y Vientre
- Polo Bautista
- 3 jul
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Actualizado: 3 jul
Polo Bautista
En agosto y septiembre de 2022, la propuesta caleña de post hardcore y screamo Vientre, liderada por Carlos Escobar (bajo y voz), e Iván Zapata (guitarra y voz) y Kenneth Ávila (batería), realizó una frenética y amplia gira a través de Colombia, México y Estados Unidos. Durante su paso por el territorio mexicano, otros proyectos hermanos de similar manufactura -como es el caso de Satón (Edo. Mex) o Annapura (CDMX)- le acompañaron en sus múltiples compromisos. Sin embargo, una singular relación fraternal floreció con la entonces novel cuarteta poblana Naïveté, integrada por el ex Joliette, Fernando Obregón (guitarra y voz), Arturo Escoto (bajo) y los hermanos Antonio (guitarra y voz) y Sergio (batería) Vázquez. De aquella convivencia nació la idea de realizar un trabajo colaborativo, el cual recién se distribuye en formato CD bajo el título Arrebato (Tormentas Records, 2024).

Al respecto, Antonio dice: “Vientre son unos amigos a quienes admiramos mucho y compartimos escenario en diferentes ciudades durante su tercera gira por nuestro país. Platicamos que estaría increíble hacer algo juntos, lo fuimos trabajando poco a poco, hasta que felizmente lanzamos este split”.
Aunque en el caso de los angelinos dicho formato resulta novedoso, lo cierto es que para Escobar y Zapata no es el primer trabajo que realizan dentro de esta categoría, pues cuentan con previas experiencias entre las que destacan participaciones con Demersal (DK), Letterbombs (FIN), Piet Onthel (MYS), Tolls (USA) y el antes referido Satón. De suerte que esta placa se suma al listado discográfico constituido fundamentalmente por los álbumes Las huellas que dejamos (2017), Semillas (2018), Estado de imago (2021) y demás misceláneos.

Arrebato reúne seis cortes cargados de agresividad, estridencia, ansiedad, melancolía e introspección. Los primeros son composiciones hechas por Naïveté (“Milenarios”, “RoZzZ” y “Ratón al sur”), en tanto el resto corre a cargo de Vientre (“Errante”, “Lacrimosa” y “Abnegación”). Respecto a los poblanos, las grabaciones sucedieron durante el último tramo de 2023, en las instalaciones de Estudios Guajiro (Puebla), para posteriormente mezclarse y masterizarse en Italia. Mientras que su contraparte efectuó idéntico proceso desde el estudio caleño Carne Débil, a lo largo de 2023 y 2024.

“Milenarios” principia con un sucinto beat de tarola y bombo, al cual súbitamente se le agregan los demás instrumentos. El vertiginoso estribillo de Antonio es acompañado de cerca por las desgarradoras vociferaciones de Obregón (“Estamos cerca de evolucionar de la ceguera a la claridad, un velo blanco cubre la razón; quitarlo es verme por lo que soy. Tengo miedo de sanar, vuelvo a sabotearme y caigo”). Hay en la lírica trazas de reflexión existencialista, soledad, angustia y duda metafísica, que se entreveran con ejecuciones precipitadas y coléricas.
En “RoZzZ” (el tema más breve del disco con apenas un minuto y diez segundos de duración), la inercia violenta del cuarteto se magnifica al igual que su desconsuelo. No existen momentos de calma o aliento, solo un abatimiento implacable.
No obstante, para “Ratón al sur” los poblanos retoman sus habituales dinámicas melódico-irascibles. Otra vez la base rítmica desmesurada, los estribillos y arpegios tersos, aunque ágiles, giran en torno a exclamaciones afligidas: “No encuentro puentes ni escaleras, no hay nada, nada. Intento acercarme y no puedo entrar, nunca más. Me sé indivisible, pero me hallo fragmentado. ¿Cuándo es que esto va a parar?”. En la segunda parte de la canción, el punteo constante y marcado de la guitarra anuncia un somero respiro, el cual no dura demasiado y fluctúa entre renovadas embestidas sonoras y otros arpegios armoniosos, para finalmente perfilar un cierre lánguido, extendido y sosegado.
“Errante” inaugura la intervención de Vientre, mediante una melodía de guitarra y una cadencia robusta de batería. La voz, aunque estridente y rasgada, no abandona del todo aquella dulzura con la que envuelve por momentos su angustiosa letra: “¿Por qué se aceleran?, sin saber cuándo frenar. El peso en mi frente, mis lágrimas. Por querer ser mejor que antes, no cambia nada, las cosas siguen igual”. Efectivamente, la fuerza y el arrebato están presentes, pero al mismo tiempo hay contención y sobre todo un encauzamiento sopesado de las maniobras instrumentales.
Aunque incrementadas, tales características se aprecian nuevamente en “Lacrimosa”. Aquí, las potentes ejecuciones de Zapata se encuentran desde el comienzo y solo menguan hasta mediados de la pieza, donde reducen ligeramente su inclemente andar, para luego reanudar el estruendo. Una lírica, igual o aún más pesarosa que la anterior, repta entre las notas de la guitarra y todo se desvanece al traspasar el minuto cuatro, pero no de pronto, sino progresivamente y con ayuda de un loop de guitarra que se pierde silenciosamente.
En “Abnegación”, las pautas anteriormente empleadas se modifican y pese a que inicia con la consabida intensidad, la variación reside en el último fragmento del tema. Los cantos turbulentos cesan y solo el apacible diálogo instrumental sobresale en forma de tristeza semi corpórea, el cual termina por extinguirse prontamente.
Arrebato se yergue no solo como una muestra más de la convocatoria que el post hardcore y el screamo realizan al interior de nuestro extenso continente, sino también refleja los vínculos de amistad y solidaridad que surgen entre sus músicos y adeptos. Puntos de encuentro que entrelazan historias y sonidos. Actualmente, Naïveté se halla trabajando en sus próximos sencillos, los cuales probablemente vean la luz a finales de este año, en tanto Vientre continúa con sus diversas actividades desde los Estados Unidos de América.
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