Colombian Drone Mafia y Gibrana Cervantes apuestan por Memoria
- David Cortés
- 30 may
- 3 Min. de lectura
Colombian Drone Mafia (aka DJ Nyksan) y Gibrana Cervantes entraron en contacto en Londres, ciudad donde ambos viven; se conocieron en un concierto del primero, después de que una amiga en común los pusiera en contacto de manera virtual.

Resultado de esa colaboración es Memoria (Ambie-Tón, 2025), disco recién aparecido que nació a partir de una improvisación. Cuenta Gibrana: “Nos encanta improvisar y todo cobró forma natural tras la primera sesión. Simplemente tocamos música sin hablar mucho, durante toda una noche, y esos fueron los ‘borradores’ iniciales de lo que se convertiría en ‘Desolación’, ‘Memory is redundant’ y ‘Stone garden’. Nos tomó algunas sesiones de improvisación más, tanto en vivo como en el estudio, para esculpir el sonido, pero la idea original siempre estuvo presente: desde los recuerdos hasta los tapices sonoros de nuestra Latinoamérica”.

“Otro lago en el cielo” es el tema de apertura del álbum. De fondo tenemos una narrativa urbana, vendedores ambulantes y encima un lienzo de sonidos oscuro y amenazante; el vehículo que vende avanza, pero no oculta los sonidos siniestros, generados entre un sintetizador y el violín. El tono urbano se diluye, desaparece, pero el dolor persiste, se acrecienta por momentos, como si fuera un dron que circulara por el cielo, reflejo de ese cielo del que habla el título. Casi a los cuatro minutos irrumpe un ruido, noise total, como una barredora que reinicia el todo e incluso reaparece la voz del vendedor ambulante.
Por su parte, “Memory is redundant” es un track que viaja a la tierra, a la vegetación. Se interna en la selva y allí nos recibe una ave, pero lo que domina es el pulso de la tierra. En la base y sobre ella, el violín que acompaña la voz de Alliyah Enyo que es como un susurro lejano, un canto celestial, a veces lamento, otras invocación, pedido. Es como el yang del corte anterior.

“Este álbum, comenta Gibrana Cervantes, es un ejercicio de remembranza. Una forma de mantener presentes los recuerdos de nuestro territorio desde lejos, ya que ambos hemos vivido fuera de Latinoamérica durante algunos años. Es un ejercicio de memoria. Es un lugar donde el agua florece en la tierra y el viento sopla entre las montañas; es selva y ciudad, montaña y ruido, desequilibrio y armonía. Es un lago en el cielo, un bosque entre mares, una nube quieta en la cordillera, un nombre que flota”.
En “Memory is redundant” una moto atraviesa el infierno, el velo de misterio que cobija el corte desde su inicio; un violín en la lejanía lo refuerza, trata de tocar algo reconocible, tarareable y en vez de eso se ensimisma en un drone, mientras los efectos de la naturaleza se incrementan, como si se tratara de un burbujeo, de un constante regurgitar. Los vehículos automotores regresan ocasionalmente, atraviesan fugazmente la densa masa sonora.
En “Stone garden” el violín imprime cierta luminosidad, el regurgitar parece ahora el sonido del mar y la atmósfera es diáfana, transparente, clara. Es un corte ambiental, distante de las texturas y colores noir de los otros. Es más cercano a la naturaleza, más terrenal si se quiere, aunque al acercarse a su final esa naturaleza empieza a vestirse con un ropaje más abstracto.
“Bosque” regresa a ese toque tétrico, oscuro, pero sin atemorizar, es el paso por un paisaje en donde la luz no pasa por la cerrada vegetación. A diferencia de otros cortes, este es más reposado, alentador incluso, como si la mirada se posara sobre un horizonte donde las nubes lentamente se disipan.
El corte final es “Bogotá”, el regreso a la urbe, al pulso de la tierra inquieto, no acelerado, pero es un sonido en donde no hay señal de calma y sí sobresalto. Es el corte más largo del disco, con un sonido de pulso persistente, surcado por otra miríada de sonidos, todos ellos aquí sí amenazantes porque se desconoce su fuente. Las voces llegan como residuos de algo, pero lo que marca, signa el corte, es ese pulso bajo, siniestro, como un corazón a medio tiempo y en donde el violín se escucha en segundo e incluso hasta en un tercer plano; con las voces de los vendedores igual pasa así, pero lo que comienza a dominar en la segunda parte del track es el sonido de algo que se arremolina suavemente y del cual surge un ronco drone que persiste prácticamente hasta el final del álbum.
Tremenda colaboración entre estos dos que anuncian próxima edición física.
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