Cornale, del Puerto, Lyall, Sakaguchi, Cartografías pendulares (Venas Rotas Discos / Subvalent Records, 2025)
- David Cortés

- hace 4 días
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David Cortés
Encuentro de improvisadores mexicanos y japoneses (Yuko Cornale, voz; Ernesto del Puerto, sax tenor; Cal Lyall, guitarra; y Mitsuhisa Sakaguchi, teclados, sintetizador) que en esta producción oscilan, como bien lo dice su título, del “caos absoluto” a instantes en donde hay algo de jazz y ruidos amorfos y abstractos. Yuko usa la voz como un instrumento (“En caso de congelamiento”), sobre esa cama que tienden la guitarra de Cal Lyall y el teclado y sintetizador de Mitsuhisa Sakaguchi, el cual borda una serie de efectos cósmicos. En “Entre la niebla y cinco grados”, el sax sugiere una atmósfera nocturna, un tanto misteriosa, reforzada por la guitarra, un pulso constante y uno que otro efecto del teclado que ayudan a Yuko a transmitir esa sensación de irrealidad que luego se torna onírica. “Pattern dissonance”, como “Collider suite therapy” es abstracción total, atonalidad, experimentación. “Despertar en la Antártida” se orienta hacia el ambient dark y es de lo mejor logrdo en este lado A de la cinta, gracias a la atmósfera de incertidumbre y desolación que Yuko transmite con su voz, apenas un susurro en medio de esos sonidos carentes de toda musicalidad.

El Lado B abre con “Florecimiento en la estática” igualmente se encuentra en una vena dark ambient cargada de tensión, expectativa, incertidumbre, una atmósfera que conforme corre el track no da visos de abrirse y menos cuando la voz de Yuko se incorpora, de un lugar no terrestre, con un murmullo gutural, espectral, cargado de misterio en cuanto aparece el sax de Ernesto que se torna un loop para reforzar esa atmósfera opresiva de la cual es imposible escapar.
“Bajo el pálido meridiano” deja esa incertidumbre, para adentrarse en un terreno más exploratorio, pero en donde a pesar del aparente caos, se respira por lo bajo un orden, cierto, nada familiar para quienes desconocen de estos caminos, pero seguro para los iniciados. “The icebreaker” abre con el sax de Ernesto en diálogo con la guitarra de Cal, borbotones de voz y un bubujeo de los teclados. Voz y teclados pasan a dominar al corte, el sax permanece pero ahora un poco más en segundo plano y la que ganará terreno poco a poco, con sus disonancias es la guitarra, misma que se pondrá a conversar con los melismas de Yuko. “Sleep mode” tal vez se anuncia relajada, pero en realidad es como el último manto, el velo que se extiende sobre una región, la noche que se cierne y trae el anuncio del reposo.

Da la impresión de que este segundo lado es el segundo set de la noche, sin embargo, no hay indicación alguna de que haya sido grabado en un escenario, aunque seguramente sí se grabó en directo en el estudio. Eso no le quita ni un ápice de mérito a esta producción que habla de una excelente conjunción entre dos lenguajes diferentes de improvisación que se reunieron, lograron fundirse y entregaron, a mi juicio, una de las mejores producciones realizadas este 2025 en suelo mexicano.



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