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Federico Sánchez, La voluntad de lo imposible (independiente, 2025)


 David Cortés


Acompañado de seis músicos (Alonso López Valdés, bajo; Gibrán Andrade, batería; Alonso Huerta, Ondas Martenot; Jacob Wick, trompeta; Federico Hülsz, saxofón; Xavier Fraustro, trombón), el guitarrista-compositor-arreglista-productor Federico Sánchez entrega La voluntad de lo imposible, su más reciente placa (solo en formato digital) que abre con “Cielo de piedra”, un track atmosférico, una introducción ideal porque prepara y genera un poco de expectativa.


Federico Sánchez. Foto: Rafael Arriaga Zazueta.
Federico Sánchez. Foto: Rafael Arriaga Zazueta.

Cuando comienza el corte siguiente, “Parpadea hasta desvanecer”, entramos en un universo de una gran suavidad. Es un corte lento que bien podría entrar en los terrenos de la balada y en donde se desparrama una tremenda nostalgia que a veces desemboca en algo triste, para después solo tornarse evocador en donde el sonido cristalino de la guitarra de Sánchez (a la que se une un hermoso solo de Jacob Wick en la trompeta) todo lo vuelve acogedor, como acogedor es el sonido desplegado en “Fracturar la fantasía” que lleva a imaginar una suave noche, mientras el saxofón (caliente solo de Federico Hülsz) le pone una ligera carga erótica.

Temas compuestos íntegramente, pero en los cuales se percibe búsqueda, no de avanzada, pero sí una en la que se persigue la integración de la vocación por la música cinemática de Sánchez, junto con su amor por la música mexicana y que alcanza su clímax en un par de cortes. En “El sonido se detuvo en tus ojos” hay unas extrañas “interrupciones” y es destacado el trabajo de López Valdés en el bajo eléctrico y nuevamente de Wick en la trompeta; en “Flor reverberante” aparece otro más de los intereses de Sánchez (la música latina), y la composición posee una fuerte carga de música de lounge bar. Aquí Fraustro entrega un hermoso solo de trombón cuando el tema ha ganado cierta extrañeza experimental (oído a las Ondas Martenot de Alonso Huerta). Se trata de un par de cortes en los cuales Sánchez logra conjuntar esa fascinación por el bolero que ha desperdigado en varios sencillos anteriormente (“La mentira”, “El andariego”), con la pasión que profesa al jazz.



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El tema que da título al disco retoma nuevamente, al menos en su principio engañosamente, la suavidad ya mostrada en “Parpadea hasta desvanecer”, aunque en este corte hay un trío de “violentas” irrupciones del septeto -chocantes, imprevistas-, pero que ponen al escucha a la expectativa y lo reciben otra vez con acolchada suavidad.

“En dos playas que se rompen en la noche”, Fraustro despliega gran trabajo en el trombón y luego se le unirá Hülsz y después Wick, mientras Sánchez, por debajo, está allí presente. La sección rítmica, mientras tanto, proporciona un sólido soporte. El track siguiente, “Huapalcalco” es, como la introducción, una exhibición de texturas y atmósferas. El cierre, con “El fuego te está viendo” es como un vals con Sánchez llevando el liderazgo y Wick platicando con él, en suave vaivén. Nuevamente oído a las Ondas Martenot de Huerta, que entran en el fondo como si fueran el sonido del viento: suave, sin perturbar.


Federico Sánchez. Foto: Rafael Arriaga Zazueta.
Federico Sánchez. Foto: Rafael Arriaga Zazueta.

Disco impecable en su producción, engañoso en su suavidad, porque en medio de esa panoplia de dulces sonidos, subyace la sustancia que hace de La voluntad de lo imposible, no sólo uno de los mejores trabajos del guitarrista. Desde ya, es un fuerte candidato a entrar en la lista de lo mejor del 2025.

 

 

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