Nidia Barajas: “La canción, alquimia de palabras, acordes e infiernos”
- David Cortés
- 17 sept
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David Cortés
Nidia Barajas, a quien le gusta definirse como “sagitariana empedernida, loca de ternura y rabiosa de corazón”, comenzó a rodar por el mundo en 1980 cuando vio la primera luz en su natal Tijuana, sin saber entonces que, con el paso del tiempo, se convertiría en música y compositora.
Pronto empezó a hacer canciones porque estas son “un mensaje, un paseo por lo profundo”. Dice: “Hacer canciones significa decirlo todo precisamente combinado, con la justa medida; arrodillarme ante el verso, una alquimia de palabras, acordes e infiernos. Desconectarme de mi carne para verme del otro lado y así, escribirle a mis heridas, a mis alegrías, cantarle a mis tropiezos, desnudar mi locura”.
Barajas debutó discográficamente en 2006 cuando publicó tres temas incluidos en el disco Retrovisor (Manifiesto Producciones) editado en Puebla, pero su debut propiamente dicho lo hizo en su natal Tijuana con EnCanto y ceniza (Stonia Records). Después, hizo una larga pausa y se embarcó en un tour por Europa y en 2021 grabó Bruselas en vivo, el cual fue publicado en 2024, mismo año en el que también dio a conocer Nidia Barajas y Lindo fracaso.

La compositora acusa el mismo problema que muchas de las músicas-músicos de la actualidad, el resolver cómo hacerse de exposición a pesar de no hacer canciones de índole más comercial y preocupados por desarrollar una temática diferente que en el caso de Nidia, nace, señala, “en la niña que fui, en las mujeres que no soy, en los temblores de mi cuerpo, en sus suspiros y su llanto; en las voces que obedezco. En la soledad, en la empatía conmigo misma y en mi amor desenfrenado porque aunque viva entre el horror, logre acariciar mi sosiego”.
La producción más reciente de la oriunda de Tijuana es Libre e incendiaria (Grabaxiones Alicia, 2025), registrado en vivo en el Multiforo Alicia y en donde se hizo acompañar por Daniele Morelli (guitarra), Cuauhtli Hunaac-Cel (bajo) y Pablo Cisneros (batería).
En el disco, como era de esperarse, recoge algunas de sus canciones previas, pero por primera vez las entrega acompañada de un grupo, con arreglos diferentes y, en algunas de ellas, con invitadas (Amapola Mala, Obeja Negra, Zeiba Kuicani, Nina Galindo y Jorge García Montemayor), una excelente invitación a adentrarse en la obra de la tijuanense.

Si bien las canciones de Nidia Barajas han funcionado con voz y guitarra gracias a su sólida arquitectura, al acompañarse de banda consigue otorgarles un nuevo cuerpo y la guitarra de Morelli las vuelve todavía más robustas y hermosas y eso puede apreciarse desde “Azul”, el corte abridor, donde campea una atmósfera folk muy festiva y que pronto alcanza un climax con “Las coyotas” donde canta, con mucho sentimiento: “Muéstrame tus ojos, luz de cielo / Cumple las promesas que dejaste por aquí / un costal de huesos que se atreve todavía a sentir. / Como la marea con la luna / como mi guitarra, cuando canto tu canción / como las coyotas del desierto, voy aullando mi dolor / voy aullando mi dolor”.
Ese par de componentes, la emoción de Barajas al cantar y la guitarra de Morelli pintando paisajes folk (“Creo”, con los coros de Amapola Mala) son las piedras angulares que sostienen Libre e incendiaria, un disco que adquiere un tono de denuncia cuando arribamos a “Si”, hermosa balada perlada por el acercamiento jazzístico y por momentos experimental de la guitarra de Morelli que funciona para enmarcar esa fabulosa línea :“Si estoy loca, si estoy loca / pero no es por ti / es por el amor que me provoca / el amor que me provoca” y rematada por los versos de Obeja Negra.
“Quemarlo todo” tiene ese tono country folk, con una guitarra que hace unas figuras increíbles en la entrada y en el puente, con toques semi balcánicos y da paso a “Lindo fracaso”, una balada lenta en donde Morelli teje líneas delicadas, un tono que proseguirá en “Pasa” en donde Zeiba Kuicani rapea a la mitad y deja el marco listo para el lucimiento del guitarrista Morelli.
Nina Galindo pone un toque especial, junto con la guitarra de Jorge García Montemayor, en el tema que da título al disco y en “Lo bonito”, el cierre del álbum, Morelli le imprime una pátina de jazz.

Barajas conoció a Morelli hace varios años y desde ese instante lo admiró por su calidad musical que le impedía pedirle que tocara con ella. “Nos conocimos en San Cristóbal las Casas, tomé una clase de composición con él hace unos años y hace más de un año, cuando me mudé a la CDMX, coincidó que él regresaba a la ciudad. Daniel no necesita mucho tiempo para crear; creo que su mejor virtud en este disco es que es buen oyente e hizo lo que le hacía falta. Su capacidad, su memoria, buen gusto y su técnica nos permitieron sostener la musicalización de mis canciones, que siempre toco solo con voz y guitarra”, finaliza Barajas, cuyos sueños aún por realizar son dos: “comprarme una casa y que Zack de la Rocha vuelva a los escenarios”.
Si lo suyo, lector, no son las canciones y prefiere la música instrumental, deje a un lado los prejuicios y hágase un favor, escuche Libre e incendiaria de Nidia Barajas, el cual, por otra parte, no se encuentra en plataforma alguna.
Libre e incendiaria es simplemente adictivo.
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