La Kryego, III: Paz en las rupturas (Aurora Central, 2025)

 David Cortés

Emiliano Cruz es un guitarrista que suele tocar el instrumento como si se tratara de otra cosa, ya sea en Torso Corso o Luz Luz Luz!, dos de los grupos en los cuales lo encontramos. Su acercamiento al instrumento es tan poco ortodoxo, como los sonidos que produce. Por su parte, Fernando Feria es un compositor, artista sonoro y educador que forma parte de los proyectos colaborativos No Para Siempre, Phi Movement y OSSMO.

Ambos unieron fuerzas y dieron vida a La Kryego, una entidad que comenzó a sonar públicamente con la aparición de I (2021) y prosiguió con un par de sencillos: vi (2022) y II (2023). El año pasado, el par de guitarristas trabajó al lado de Concepción Huerta (electrónicos) y Mabe Fratti (cello) y lanzaron III: Paz en las rupturas, una placa recientemente editada en vinyl por Aurora Central Records.

El álbum abre con “Oí ayer el agua cayendo”, una canción atípica en donde Mabe Fratti canta-farfulla-recita-silabea sobre una cama rítmica aparentemente segura, pero en realidad se encuentra rodeada de una multiplicidad de sonidos que entran-salen, en su mayoría de carácter abstracto. La voz de la cellista es un instrumento luminoso, mientras las notas danzantes a su alrededor, generadas por ambos guitarristas quienes si bien pueden hacer sonar su instrumento como otra cosa, se ciñen a extraerle los sonidos para los cuales fue diseñado originalmente y que, unidos a las texturas de Huerta, forman una atmósfera de índole perturbadora, pero al mismo tiempo de profunda belleza.

“Untitled I” en su apertura semeja la intro de una obra sinfónica y poco a poco esa primera idea se enturbia con el sampleo de una voz a la cual se intenta opacar / difuminar mediante la superposición sonora  que genera una especie de drone que tiene algo de misterio porque las voces guardan una cierta connotación de una ceremonia secreta un tanto terrorífica.

“Apéndice” es un corte breve, abstracto, de texturas y atmósferas donde el cello de Mabe y la guitarra de Cruz, establecen un diálogo con un sonido más cercano a lo clásico contemporáneo. Cierra el álbum “Untitled II”, un par de guitarras disonantes, chirriante una de ellas que genera una pared sonora completamente experimental. Es el corte más aventurado, de un tono decisivamente exploratorio y en donde, paradójicamente, una de esas guitarras suena a blues, a un blues torturado, amorfo, caótico, pero que dialoga con su colega que se encuentra en otro tenor, elaborando su propio discurso pero que, afortunadamente, coincide con el otro para estructurar una narrativa incisiva, que en su parte final cede espacio al silencio para que sean las guitarras las que murmuren-susurren, a manera de coda, pero también se me antoja como un anuncio de trabajos posteriores que suenan bastante prometedores para la escena experimental de este país.