Madoromi Odori, un ensamble adictivo
- David Cortés
- 8 may
- 2 Min. de lectura
Madoromi Odori (La Danza del Sueño) nació a la vida el 23 de agosto de 2023, día en el cual Reona Sugimoto (batería), Eli Piña (sax) y Klaus Sour dieron su primer concierto en el Pizza Jazz Café.
Recientemente el trío lanzó un EP titulado como el grupo que abre con un corte del mismo nombre en donde sax y batería (los platillos especialmente), imponen un tono épico que narra la grandeza de un pueblo antiguo; la guitarra refuerza esa impresión a pesar de estar en un segundo plano mientras la batería toca el bombo con algo de reverb y magnifica el sentimiento. Tal vez, si nos ceñimos a la descripción que el trío hace del disco, sea un sueño y estamos en un despertar somnoliento; pero cierto tono cinemático reafirma esa sensación épica que la guitarra (con un sonido metálico por instantes) disuelve.

En “No sé qué comer” la guitarra es urgente y la batería se escucha en primer plano, el tono de Klaus en el instrumento de seis cuerdas es el de una filosa sierra eléctrica que entra en caos con el arribo del sax y luego se desprende hacia el espacio, mientras Reona en batería y Eli Piña en el sax, se enfrascan en frenético ataque que aparentemente gana el último al final del corte al imponer un solo, aunque la guitarra regresará energética, impondrá un tema y Piña se unirá momentáneamente para luego disgregarse.

“Wednesday”. Estamos a media semana: el caos, la urgencia, la prisa. La improvisación libre se mueve en un terreno sinuoso inicial, para luego acceder a un periodo lento, de cierto reposo, como de ensoñación. En “Resección du Genou” -”el nombre”, dice Eli Piña, “es por qué había un cuadro en el estudio donde grabamos que se llamaba así”- Klaus toca la guitarra cual si fuera una melodía de bebop, traza un espacio, pero la cauda que borda es muy hermosa y marca el comienzo de una balada. Si el disco marca un trayecto, estamos llegando al punto en donde el cansancio comienza a cernirse sobre uno, se abre una pausa y se contempla el paisaje cansinamente (tal vez aquí haya un poco del Paul Motian Trio cruzado con un Terje Rypdal contenido). Es un tema para escucharse una y otra vez hasta descifrar sus entretelas.

El EP cierra con “Oyasumo Pumi” en donde la melancolía y tristeza que emanan del track anterior se convierten aquí en resignación. Fastidio, aburrimiento, y desesperanza, arriban luego de un ajetreado día; pero en realidad es el peso de la vida, de los sueños rotos y las promesas gastadas, de la frustración y ese sax (en primer plano) subraya el desaliento nocturno que Reona puntea periódicamente, mientras Klaus se deja escuchar contenido, apenas con la presencia necesaria para “materializar” esas sensaciones.
Una vez termine de escuchar este EP lector, regrese a él para descubrir otros sonidos inadvertidos la primera ocasión.
Madoromi Odori simplemente es adictivo.
Comments