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Nada que perder, cara oculta del punk mexicano


David Cortés

 

Pongo play, cual si fuera soundtrack de este escrito, A la cárcel con Lombardo, uno de los primeros o el primero de los discos de Disolución Social, una longeva banda del punk mexicano cuya historia espera ser contada. La idea es encontrar el tono adecuado para hablar de Nada que perder (Editorial Escombros, 2025), el más reciente libro de Jorge Tadeo en donde ha entrevistado a 11 personajes relacionados con el punk.

La peculiaridad de este acercamiento efectuado por Tadeo, es haberse propuesto dar voz “a otras personas que también estuvieron participando y que si bien, no son los ‘más famosos’ en su momento fueron protagonistas importantes”.  El autor eligió la entrevista como el eje de su texto y se acercó a músicos y activistas; la mayoría aún navegan en las aguas del punk, otros, los menos, emigraron desencantados a nuevas tierras. “No se ve con ‘naturalidad’ pasar por el punk e irse a otros rumbos culturales. Al ‘dejar’ el punk eres estigmatizado como traicionero. Los márgenes del punk en México son minúsculos”, dice Israel Martínez, ahora convertido en artista sonoro, en la entrevista que abre el libro.



La metodología es tal vez un poco romántica para algunos, pero en realidad apegada a esos años en donde el punk se alimentaba de noticias por la vía postal: “… mandarles las preguntas y mantener un intercambio con ellas y ellas pensé que daría mejor resultado, lo cual así fue, además que de cierta forma, era/es un homenaje a las entrevistas que hacíamos en aquellos años, sólo que en vez de usar el correo postal, usé el electrónico en casi todos los casos…”


Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.
Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.

Uno de los grandes logros de Nada que perder, es poner los reflectores en quienes nunca los han tenido, pero que han estado allí, en el frente de batalla. Lo que se cuenta en sus páginas son historias de vida y eso es un acierto, porque cada uno de los entrevistados narra en detalle cómo llegaron al punk, lo que han hecho al interior y, en el caso de quienes lo abandonaron, las razones de su defección. Sin excepción, todos los declarantes hacen un ejercicio autocrítico del movimiento y de su participación en él (“Tuvimos la oportunidad en su momento de trascender el punk cuando llegó la generación del ska. Nos oían, nos leían, pero nunca supimos escucharlos a ellos, sus propuestas, sus necesidades. Cuando pasó eso me di cuenta de que nuestro proceso no daría más”, señala Alonso Vidal y Raúl González comenta: “El punk como movimiento musical antisistema nació muerto desde el momento en que nace dentro de una industria musical”. Y más adelante él mismo señala: “…la creación de músicas distintas puede resultar disruptiva y, por consiguiente, muy punk”.)

La entrevista más autocrítica (y politizada), a mi juicio, es la realizada al venezolano Rafael Uzcatégui, compilador de Mayoría equivocada. Una historia incompleta del punk en América Latina, que al mismo tiempo habla de la profundidad y especialidad del tema y que para ser comprendida cabalmente, requeriría de algunas notas a pie de página. Su mirada abandona la localía para convertirse en la más global. Escribe el venezolano: “… el punk, como fenómeno social, dejó de ser una amenaza cuando fue infiltrado y manipulado por las FARC en Colombia, por el peronismo en Argentina o por el chavismo en Venezuela, para finalmente vaciarlo de su contenido más irreverente y autoritario”. Y deja una tarea a quien la quiere tomar: “Me encantaría saber lo que opinan los anarquistas mexicanos de Andrés Manuel López Obrador o los anarquistas colombianos de Gustavo Petro”.


Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.
Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.

Nada que perder es más que un libro de música. Es un texto de lo que en el punk hay más allá de ésta, un rescate “de la historia dentro del activismo” y en ese sentido hay preocupaciones muy claras de su autor: el autoconsumo, el movimiento por la justicia global y lo que él llama la “oenegización” de los movimientos. Y, aquí, tal vez porque busqué leer el libro en las menos sentadas posibles y por la metodología empleada, tengo mi principal “desencuentro” con el texto, porque al no cambiar las preguntas, se queda uno con la sensación de que, a como de lugar, Jorge Tadeo busca que le den la respuesta deseada.

A quienes se pregunten por qué la escasa participación femenina en el libro, basta mencionarles que no obstante haber enviado diez cuestionarios, solamente hubo dos respuestas de féminas; sin embargo, es una entrevista a una de ellas, Verónica Miranda, una de las más reveladoras de lo que ha sido el punk en México, porque como su mirada no se ciñe a lo subterráneo (tal vez demasiado subterráneo), trata de abarcarlo en su totalidad y lo mira como el “devenir del cambio”, como un péndulo. “Empecemos por acomodar la escena a principios de los años 80’s los jóvenes que conocían el movimiento punk eran principalmente veinteañeros, muchos de ellos gente de clase acomodada que podía viajar a USA o Inglaterra, ahí tienes a bandas como Size o Dangerous Rhythm, también existía la moda ‘punk’ veías a gente del espectáculo exhibir cabellos en punta, gafas oscuras, indumentaria Fashion”.


Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.
Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.

Acercarse a Nada que perder no es una lectura fácil porque la historia aquí contada no es la “oficial” del punk en México, ni la del “punk” de la clase acomodada, ni una narración en la vena del documental Aquí no pasaba nada. La historia de Dangerous Rhythm. Es un punk, sin afeites, sin asomos de “fashion”, muy subterráneo, una escena forjada en las calles y que allí ha sobrevivido, alejada de marquesinas y reflectores.

¿Quién debe leer este libro? La respuesta la anota Héctor Ortega en el epílogo: “Este libro debe ser leído por quienes -como un servidor- no saben nada del movimiento punk o lo mantienen estigmatizado. Leer a quienes viven la escena, el movimiento y la vida desde esta postura, ayuda mucho a entender qué es y por qué existe, contrario a la creencia de que está muerto”.




Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.
Festival Punkytud, 2024. Foto: Fernanda Dessire.

 

Para una reseña de Mayoría equivocada. Una historia incompleta del punk en América Latina, visite:

 

 

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