Yamil Rezc, el arte de vivir en dos mundos
- David Cortés

- hace 2 días
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David Cortés
Yamil Rezc es un músico que no sabe de reflectores, a pesar de que en más de una ocasión estos lo han iluminado. Ha puesto su batería al servicio de Alonso Arreola, Zoé, y su trabajo de producción lo ha llevado lo mismo a trabajar con Titán (grupo al cual se integró en Nave nodriza, su más reciente producción) que con Los Ángeles Azules.

En 2017, en colaboración con José Manuel Aguilera, produjo Promesaluz (Editorial el Fuego de la Memoria). Un año después, debutó en solitario con el proyecto Transgresorcorruptor, un alias con el cual lanzó algunas producciones inclinadas a la electrónica, vertiente en la que desde entonces ha desarrollado la mayor parte de su trabajo y que el año pasado lo llevó a colaborar con la canadiense France Jobim en el disco Un día en México (Line Records).
Siempre inquieto, el baterista tiene otro proyecto llamado Las Trompas de Falopium, más orientado a la fusión con matices orientales y con el cual ha grabado un par de EP’s (Las Trompas de Falopium, 2014 y Falopium, 2015) y un álbum (Talismán, 2025), así como una colaboración con el dueto inglés Amorphous Androgynus para su disco We persuade ourselves we are inmortals MPB remixes (2020).
Hace un par de meses, Yamil puso a circular Orgrinder (Facade Electronics), una producción perlada de sonidos ambientales y en donde la música de los organilleros fue la materia prima. Ese fue el pretexto para hablar con él.
Has hecho mucho trabajo de producción, pero ¿en qué año comenzaste Transgresorcorruptor?
Ese nombre… todo parte de traumas de niño que tuve con él, porque provengo de una familia de migrantes libaneses y en la escuela todo mundo se burlaba de mi nombre, lo escribían mal y eso me generó, afortunadamente, una relación con mi ego muy distante. Este proyecto nace accidentalmente cuando estaba trabajando alguna rola de un grupo como productor y de pronto me decía que en alguna parte le faltaba una línea de teclado, entonces me ponía a tocar encima de la rola. De pronto encontraba algo que ya no tenía que ver con ella, me adelantaba en el software, grababa esas ideas y así comencé a coleccionar diferentes pasajes y ambientes que me gustaban mucho, pero no sabía en qué lugar cabían o si tenían valor.
Mi primer trabajo (Transgresorcorruptor) lo hice con Static Discos y en ese momento fui parte del ensamble, como percusionista y vibrafonista, que tocó en el MTV Unplugged de Zoé. Cuando acabamos de grabar el disco, se hicieron overdubs, porque hubo piezas que llevaban una spinetta -que se desafinó en el programa- y hubo que regrabarlas. Jesús Baez las iba a grabar, pero por diferentes situaciones, me cancelaba la cita y el instrumento estaba allí, listo y periódicamente me ponía a tocar y grababa todo lo que tocaba, que eran como unos ostinatos. Empezaba a generar algo muy interesante para mí y ese fue mi primer disco que estaba agarrando un sonido que si bien viene de Bach, me resultó muy atractivo a nivel sonoro y se generaron unas piezas acompañadas por percusiones con muchísimo reverb. Yo siempre he sido muy fan de los efectos porque éstos a veces te llevan a un lugar menos terrenal en términos de la música, porque hay varias cosas que se transforman.
Ese disco tiene tres piezas. Como productor siempre te están empujando a que la música debe ser digerible, rápida de entender y venía de una situación en donde trabajaba con muchos proyectos que me exigían estar un poquito en el contexto de esos parámetros de creación y así nació este proyecto. Por otro lado, era un proyecto en donde no usaba mi nombre y que, con el paso del tiempo, lo veía como un disfraz con el que me podía relacionar con cualquier persona y empecé a trabajar en colaboración con gente que conocía en otros países. Con el tiempo fui entendiendo que ese proyecto me permitía relacionarme con quien fuera y que era como algo que podía disfrutar mucho porque no había ningún género a seguir, ningún camino trazado.

Antes de iniciar este proyecto, ya habías trabajado en otros grupos…
El primer grupo que tuve fue Subdivision, luego produje Bestia de Hello Seahorse!, dos discos con Julieta Venegas y, paralelamente, siempre grababa en los demos de Zoé como baterista. Para mí, la labor importante como productor es la capacidad de incorporarte y amalgamarte en cualquier contexto, no necesariamente casarte con un género. Hice un disco con Los Ángeles Azules como productor y eso me abrió todavía más el rango; a esas personas les aprendí mucho y de allí brinqué a producir discos de Pepe Aguilar. He tenido un montón de experiencias diferentes hasta lo que hice con France Jobim que es una mujer que un día vio una serie de televisión en donde había hecho yo la música y cuando llegó a tocar a Mutek, le preguntó al programador del festival por mí, me contactó con ella y a los tres-cuatro días, vino a mi estudio y grabamos un disco (Un día en México). En 2014 hice una colaboración con Amorphous Androgynus… tengo un proyecto hasta cierto punto secreto que se llama Las Trompas de Falopium que es un proyecto donde saco mi raíz árabe, es una especie de rock sicodélico que puede ser multiestilo y he ido coleccionando diferentes situaciones musicales que me gustan y hacen sentir. Para mí la música tiene que partir de un asunto de curiosidad e investigación y de trabajo, me cuesta mucho estar en un grupo y repetir las mismas 15 canciones durante mucho tiempo.
Paradójicamente, antes de estar en una banda comenzaste a hacer trabajo como productor
Si me voy más atrás, en 1998-99, estudié en la Superior de Música y cuando le dije a mi mamá que quería estudiar música me puso el Olé de John Coltrane y el Bitches brew de Miles Davis, lo que quería era tener una banda como la de Miles. Esas eran sus referencias y decía pues si quieres tocar… es esto. Mi papá me ponía a los Beatles, pero a mí no me gustaban, la verdad y en la primaria escuché mucho Bauhaus, Cocteau Twins; a mí lo que me gustaba era el reverb de la tarola, los efectos en la guitarra y la música que tenía un poco de oscuridad. Cuando empiezo a estudiar música me doy cuenta que en el jazz hay secretos increíbles y que la improvisación es como el principio de la composición. Si no sabes improvisar, va a ser difícil que compongas y es la manera en la que se unen esas dos posibilidades.
Lo que quiero es sentarme en un escenario, con cualquier instrumento y poder expresarme, no tener nada preparado, pero que la música sea la que me diga cállate, súmale otra nota, que el espacio sea parte de una partitura, sé que suena muy ambicioso, pero por qué no verlo como una meta, en vez de pretender tener éxito comercial con una canción.
Hablas del jazz, que es una música mucho más orgánica y tu otro yo se desarrolla en un mundo electrónico donde aparentemente todo es sintético y carece de esa organicidad.
Todos los discos que he hecho con Static soy yo tocando sin metrónomo, ni nada. Es una cuestión que la veo muy orgánica porque soy yo en un sintetizador, piano o en algún instrumento de manera super orgánica. ¿Sabes que me pasó con el jazz? Cuando acabé de estudiar en la Escuela Superior de Música, las posibilidades que tenía eran las de trabajar en unos restaurantes donde la gente no nos oía tocar y me pagaban una porquería y unos molletes. Para mí fue muy duro. Para mis padres la preocupación más grande de que yo fuera músico, era que tuviera el dinero para vivir y veía que si no lograba vivir de la música, les iba a dar una angustia muy fuerte. Entonces cuando tenía este grupo de “jazz alternativo” que se llamaba Los Maicols y como tocábamos una especie de acid jazz, llegaba a Rockotitlán o el Bulldog a dar mi demo y me decían que allí se escuchaban grupos de rock, era otro el discurso el que se vivía. Un amigo decía, hagamos fiestas donde ustedes toquen, ensayábamos en un edificio de la Condesa y arriba ensayaba Titán y le abríamos en las fiestas a Titán y después de eso, en la segunda fiesta, conozco a Paco Huidobro, me presenta a Jay. Estaban produciendo a un cantante llamado Juan Carlos Lozano, de pronto ellos se van de gira y me dejan de director de la banda de Juan Carlos y en ese momento empecé a entender lo que era producir y allí me acomodaron en ese puesto, pero no fue algo que yo quisiera realmente.

Hasta el momento cuántos discos has grabado y por qué algunos se firman como Yamil Rezc y otros como Transgresorcorruptor.
Hice este disco con France Jobim, lo traté de mover en un sello de aquí de México, pero ni me pelaban. De pronto ella lo mandó a una compañía que se llama Line (Los Ángeles) y el director de allí es un tipo muy gourmet. Un día me dijo que necesitaba hablar conmigo y me comentó que en su sello no cabía la ficción y que mi nombre era maravilloso. Me sugirió que el disco saliera con mi nombre y reconsiderara utilizarlo, porque tenía fuerza y la ficción estaba bien cuando era joven… Casi, casi me dijo la estás cagando. Ahora empiezo a interpretar cierto tipo de música que va con mi… para mí la música ahora son experiencias, no me importa el resultado comercial, lo que me importa es el proceso de lo que pasó para llegar y esta pieza de Orgrinder me tomó dos años en hacerla, no porque trabajara diario, sino porque respeto los procesos. Es la primera vez que hago una pieza basad en grabaciones de campo, solo hay una nota de sintetizador que hace como un bajo, porque de todas las notas que iba capturando, si no le ponía una nota abajo que le diera colchón, donde cayeran se volvía un poco difícil de entender.
Me llamaban la atención los organilleros, porque aquí en Coyoacán hay un montón y esta es la primera pieza que hago que tiene que ver con algo histórico, político y que por lo mismo respeté la duración de las grabaciones que hice y acabé con una pieza de 40 minutos que me encantó, porque hoy vivimos en una situación donde las rolas duran dos minutos 15 y el discurso artístico está basado en algo muy rápido, express para que le des más plays.
Todo ese disco está construido con los sonidos del organillero y grabaciones de campo y es como un viaje porque incluso se escuchan los claxons del tráfico.
Todo partió porque un día estaba esperando a un amigo en la Plaza de Coyoacán para llevarlo al estudio y me quedé enfrente de un organillero y se me ocurrió la idea de grabarlo. La parte central de Orgrinder es un recorrido que hice de 25 minutos por la plaza de Coyoacán, luego hice otras grabaciones. Un día acompañé a mi novia al dentista y cuando salgo en ocasiones cargo la grabadora porque luego encuentro cosas y empecé a coleccionar este tipo de sonidos que incluían siempre a los organilleros y aquí en el estudio jugué mucho con el autotune, traté de encontrar una manera de que las notas se acomodaran y se volviera un caos un poco más ordenado.
Hay momentos, por los trazos que hago de fade ins y fade outs (tenía unos siete audios de 20-25 minutos) y los voy intercalando, de manera que nunca se repitan, pero había un momento en el que se acababan algunos y siempre dejo un audio que no tiene efectos y seguro esos claxons son eso. Como al mes y medio, porque es un proceso medio largo, se volvió una pieza larga. Y es que no sabes cuál va a ser el resultado, lo fui macerando, macerando, hasta que un día ya tenía una idea y para mí era importante que fuera una pieza de formato muy largo porque hoy, como funcionan las plataformas, lo que ellos quieren es que tengas likes para que ganen dinero y una pieza de 40 minutos difícilmente alguien la va a escuchar dos veces y difícilmente alguien la acaba de oír, entonces no vas a recibir un centavo de esa pieza y para mí… sí me atrevo hacer eso, es un statement artístico crear piezas que le generen un cáncer a las plataformas.
La personalidad del Transgresor…
¿Sabes de dónde viene el nombre? Mi madre fue maestra de la SEP y cuando entiendo por qué decidí hacer esto, era porque ella decía: “Allí está la gente que me necesita, por eso decido trabajar allí y todo mi conocimiento va para allá”. Tuve una educación donde la idea era buscar hacer cosas que, si bien no eran tan agresivas cono la palabra transgredir, sí fueran algo que impactara a la sociedad de buena forma. Y cuando agrego el corruptor, hago algo como si fuera un superhéroe y es porque yo traía esa intención, pero al mismo tiempo estaba produciendo a Los Ángeles Azules, que pertenecen a un corporativo asqueroso que es Sei Track y Ocesa. Jugaba en los dos bandos, pero gracias al dinero que he ganado al producir ese tipo de cosas para los corporativos, me puedo dar el lujo de tener piezas como Orgrinder.

Una cosa que me llamó la atención al escuchar Un día en México, es que parece estar construido con muchas capas, pero cómo sabe uno qué hizo France Jobim y qué hizo Yamil.
Esas piezas eran superespeciales porque en realidad no hay muchas capas. Tal vez se sienta así, pero somos ella y yo tocando al mismo tiempo. Ella es maravillosa, para mí una colaboración no es necesariamente que las dos personas tengan el 50% de interacción en términos musicales. Mira, disfruto tanto haciendo música que a veces hago cosas que están padres, pero siempre digo, ah, me puede salir mejor y hago otra cosa y pierdo la anterior. A veces mis colaboradores me dicen, espérate, es eso, ya no le muevas. Hay un momento, cuando hago la música, que necesito de un curador o productor. Cuando el océano está abierto y puedo hacer lo que se me pegue la gana sin límite, me puedo perder en el placer y tener esa contraparte es importantísima.
Tengo un colaborador ruso que mezcla casi toda mi música. Tiene una cultura musical muy amplia, es un gran ingeniero y le confío muchas cosas del proceso final. Él mezcló el último de Titán; el que está por salir de las Trompas de Falopium. Lo impresionante es que le entiende a todos los géneros.
¿Por qué si dejas a un lado Transgresorcorruptor, utilizas un seudónimo para tu proyecto de Las Trompas de Falopium?
Es un poco siguiendo la estética de Amorphous Androgynous. Ellos tienen una visión artística cabroncísima, tiene muchos alias, porque para ellos tener éxito significa que tu banda ya va de bajada, lo mejor es que seas una banda que solo le gusta a quienes gustan del género y que no te vuelvas mainstream. Cuando empecé ese grupo, leí un libro que hablaba de la realidad distorsionada, Las Trompas es como si fuera un equipo de gente de un planeta llamado Falopium, se me hacía importante jugar con el lenguaje y cambiarle el significado. Porque para hacer música debes de saber para qué haces música, cuál es la estética. Por eso cuando escucho los grupos de amigos que hablan siempre de la novia, digo que eso está cabrón… cómo se relacionan tanto con eso, yo no podría.
Y Yamil Rezc, ¿para qué hace música?
La hago porque después de tantos años es una actividad super importante para mí, de eso se trata mi vida, de hacer música y todo el tiempo descubro diferentes cosas y he aprendido que siempre que sigo mi pasión y mi intuición hay alguien que la ve y me contrata para algo y con eso pago mi renta, pero siempre es después de que seguí mi intuición y mi pasión. Tengo un rango muy amplio de trabajo musical. Puedo hacer un disco experimental como el de France, o puedo hacer una cumbia de Los Ángeles Azules y hacer que esté en el número uno dos años.




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